El momento más difícil para un jugador es aquel en el que se aleja de su lugar de origen para llevar a cabo su sueño. Álex Calvo García cargó con sus maletas y puso rumbo a Inglaterra. Su agente había contactado con el Scunthorpe, que necesitaba un jugador con el perfil del español. La opción no era la mejor. Aunque si conseguía progresar podría conseguir el ansiado contrato.
Todo esto tiene un inicio. Nos situamos en Eibar, Ipurúa. Allí, Álex dio sus primeros pasos como futbolista consagrado. Quizá este nombre no permanezca en la memoria de muchos. Si nos referimos al mediocentro como ‘Jandro’ nos vendrán a la memoria sus tiempos en el equipo vasco. En sus dos años allí se había asentado como uno de los jugadores más determinantes. Todo comenzó a volverse gris cuando el Eibar no amplió su contrato.
Parecía contradictorio que un jugador como ‘Jandro’ quedara libre. Las ofertas tardaban en llegar. Aunque una interesó especialmente a su agente: Scunthorpe. El equipo de esa pequeña ciudad industrial en el condado de Lincolnshire estaba sumido en League Two. Nick Daws, el entrenador, debería llevar a cabo la misión de hacerlo ingresar en el mapa futbolístico británico.
Álex llegó a Inglaterra sin nada que perder, pero con un objetivo: sentirse futbolista. El mayor impedimento sería el idioma. El de Ordizia apenas hablaba inglés, algo que le limitaría excesivamente en todos los aspectos. Su primera temporada en tierras británicas fue un tanto convulsa. Su llegada creó expectación aunque pronto la luz se fue apagando. Dejó de entrar en las convocatorias del primer equipo para comenzar a jugar con el combinado reserva.
El idioma jugó un papel clave en ese caso. Álex no comprendía las charlas técnicas y por una leve confusión aseguró a Nick Daws que era delantero. Sin embargo, andaba muy lejos de su nivel real. Su posición ideal era la de mediapunta. En el segundo equipo tampoco encontraba su hueco cómodamente. Algo que parece surrealista, fue la confusión de Álex con la liga reserva. Él creía que esa competición era en la cual jugaba el combinado principal.
Al final de esa temporada Nick Daws concibió una idea: hablar con Álex. Por suerte la hija del presidente del Scunthorpe hablaba algo de español. Con ello y algo más pudieron resolver la mayoría de las inquietudes de Álex. El técnico de los Irons comprendió la situación del español. Entonces lo colocó como titular (en su posición) en los partidos que restaban de la campaña. Álex realizó una gran actuación en esos encuentros con alguna asistencia y un rendimiento destacado. La temporada concluyó con el equipo en mitad de tabla.
Quizá lo más positivo fue la inclusión de Álex en el once. Por entonces, Nick Daws fijó en su mente el objetivo de League One para el curso siguiente.
Eso hicieron los Irons. El equipo conseguía resultados importantes jornada a jornada y las caras de felicidad aumentaban en la ciudad. Parecía que se respiraba otro ambiente. Las coladas de humo que ensombrecían Scunthorpe había dejado paso a la esperanza. El momento más especial de la temporada fue conseguir entrar en playoff.
En la semifinal aguardaba el Swansea. La rivalidad entre Gales-Inglaterra se presenciaba en cada choque. En dos partidos muy tensos, donde se desplegó poco juego por parte de ambos equipos, triunfó el 3-2 a favor de los ingleses. Esperaba el partido más importante de sus vidas en el escenario más mítico del fútbol, Wembley.
La preparación que Brian Laws escogió dio sus frutos. Se concentraron una semana en Dublín y se dedicaron a beber cerveza y trasnochar. El resto del día descansaron y, como excepción, un breve periodo de tiempo de carrera continua. Puede parecer una locura aunque tiene un fundamento. Brian Laws es pupilo de Brian Clough. Muchas de sus técnicas a la hora de trabajar las heredó de él. Entre ellas se incluía que el futbolista necesitaba descansar y relajarse, hacer algo muy distinto. En el momento más oportuno de la temporada el técnico lo puso en marcha.
La final se jugaba un domingo. Leyton Orient y Scunthorpe. Dos oportunidades de poner en el mapa futbolístico a dichos combinados. Arrancó el encuentro y con él se ponía fin a todo. Atrás quedaban la temporada, la preparación en Dublín y las semifinales ante Swansea. Todo a 90 minutos.
Al comienzo del encuentro Gary Sheldon, un joven de la cantera, recibió un balón en la línea lateral del área. Intentó recortar por su derecha y después giró en dirección contraria para poner el centro. Allí entraba como una exhalación Álex Calvo García, ‘the spanish’, que conectó el balón, el cual describió una parábola perfecta y lamió las redes. Había hecho historia. Si antes del partido ‘Jandro’ ya era importante, después de este tanto se podría considerar leyenda. Esa era la palabra que definía el periplo de Álex en Inglaterra, leyenda.
Quedaba sufrimiento aunque el colegiado indicó el final. Con ello el Scunthorpe estaba en League One. En ese momento puedes pensar: “¿Y es posible que el chico español que dejó todo por un desconocido equipo pueda haberse convertido en leyenda sin saber una palabra de inglés y no comprender nada? Sí, Álex estaba en League One”.
El resto de las temporadas, hasta la 2004/2005 fueron algo difíciles. Se descendió de League One y en varias campañas el equipo rozó con las yemas de los dedos Conference National. Sin embargo, Álex, pese a todo ello, dejó un recuerdo imborrable en la memoria de Scunthorpe.
Como se dice en la ciudad: “es muy extraño que esa grada (refiriéndose a Study United FC Stand) no tenga su nombre”. Álex y Scunthorpe, una relación que ni el más profundo bache pudo separar.
✍️ Pablo Cartas
🗓️ (25/10/2016)